Crecimiento corporativo, comenzá con la formalización
Por Lic. Malvina Rojas Arteta, Asesor Financiero –Encargada de Marketing Valores Casa de Bolsa
El objetivo de cualquier organización, sea cuál sea su rubro, es tener éxito, ser rentable, sostenible y marcar un camino seguro hacia el futuro. Para alcanzar este crecimiento, y alcanzar estos objetivos propuestos, es importante contar con una estrategia que le permita acceder a mejores oportunidades de negocio y por sobre todo, salvarse de problemas.
Ninguna empresa que se considere seria concurriría a hacer alianzas o negociar con otra que no cumpla los requisitos básicos de la formalidad debido a que el riesgo sería muy alto. Y es así como oportunidades de ventas, de negocios hasta inclusive de financiación frenan y se caen, al final los resultados empresariales podrían no ser proyectables a largo plazo, lo que hace que “un buen negocio hoy” resulte en una bomba de tiempo.
El gobierno nacional y las Cámaras de comercio, Ministerios y hasta el sistema financiero se presentan con planes de ayuda a las empresas que busquen trabajar en regla, con el ofrecimiento de asesoramiento, simplificación de trámites, abaratamiento de costos y plazos más cortos para los procesos de gestión, como ser para apertura de cuentas (fiscales como el RUC, cuentas bancarias, patentes municipales, IPS, etc).
Tanto la empresa ya vigente, como para el emprendedor que se inicia con negocio, pudiera considerar la formalización como una carga al ya difícil proceso de acercamiento al mercado, debido a que estos procesos implican indefectiblemente gastos adicionales que impactan con fuerza en sus finanzas y que a su vez generan controles administrativos por parte de las instituciones que resultan engorrosos para el empresario.
Pero, si la empresa no proyecta sus esfuerzos en el plazo, llegará el momento en que deberá tomar decisiones aún más difíciles en detrimento de su propio emprendimiento.
Es de saberse que una empresa informal, al ser considerada de riesgo, es penalizada a la hora de conseguir los recursos financieros, obligándose a recurrir a formas igualmente informales como ser la usura o la prenda en peores condiciones, o incluso a negársele financiación en momentos de mayor necesidad. Así también, las oportunidades de negocio se ven limitadas al no poder acceder a mejores mercados o al aprovechamiento de oportunidades que son impactadas en los precios finales de productos y servicios ofrecidos. Eso, sin hablar siquiera de que estar fuera de la ley, es ilegal. Se entiende.
Otro elemento que vale la pena mencionar es que coyunturalmente nos encontramos como país en una situación positiva en cuanto a lo que refiere a que Paraguay se encuentra en vías de alcanzar su grado de inversión. El empresariado local debería mirar a futuro el inmenso caudal de oportunidades que traerá consigo la visualización del país una vez alcanzada esa meta, e incluso ya está siendo alcanzada. Empresas formales ya han sido revisadas incluso fondeadas con recursos internacionales en condiciones óptimas y este camino, si logramos mantener ese camino, tendrá un poderoso impacto positivo en las empresas y proyectos que cuenten con una mejor estructura de negocios, proyección a futuro y de riesgo moderado. Una vez que eso se dé, el límite pudiera ser sólo la imaginación.
Armarse de valor y formalizar su empresa, una vez que alcancemos la visibilidad exterior, será la pólvora que generará la explosión económica que tanto anhelamos y a su vez los grandes ganadores serán todos aquellos que hayan hecho los deberes en tiempo y forma, ya que a ellos les llegaran las primeras y mejores oportunidades de negocios.